De malabaristas, magos y bailarines está conformado el elenco de los actos de semáforo; algunos suelen ser demasiado simples o absurdos como los payasos de la calle, otros más impresionantes como malabaristas con fuego; y otros algo extraños como el tipo vestido de azteca con todo y penacho tocando la flauta mientras su hijo toca un tamborete y su mujer recoge las monedas en un vasito por las hileras del publico obligado por el faro rojo.
Un pedazo de cultura sin duda alguna, cada cual hace lo que mejor se le da y busca el pan de cada día o algunas monedas, que no son pocas por cierto, en mi clase de inglés he tenido la oportunidad de conocer a un amigo que hace malabares de diversos estilos, su especialidad: Cadenas con bolas de fuego en las puntas. Hace su rutina en algunos eventos por contrataciones para entretenimiento y un día decidió probar suerte en un semáforo, su resultado: más de 300 pesos en dos horas. "Algo Bien" como dijera cierto tipo de cachanilla, interrumpido en ocasiones por policías bajo la excusa de obstruir el paso peatonal, pero nadie dijo que sería fácil.
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